10 de octubre de 2013

10.10. 2013

No quería pasar página y es que me gustaba la historia aunque pensaba que el final quizás era demasiado trágico para algo que pudo llegar a ser tan bonito. Era una historia sin título, sin tema porque ninguno de los dos nos atrevimos a ponérselo. Y es que siempre fuimos cobardes. No quería pasar página porque a veces eso no significa ser feliz de nuevo, sino que van a haber cambios. Y no quería cambios. No quería más montañas rusas ni más laberintos sin salidas. Supongo que entre los dos yo siempre fui quien tuvo más miedo. Pero es que prefiero la tristeza que causa un corazón roto a la felicidad sin motivos que me hace sentir como una gilipollas. Igual lo fui. Gilipollas, digo. Igual callé más de lo que debía y hablé mas de lo que no debía. Al revés. Como siempre. Y se que si hablase contigo ahora tendría una de esas conversaciones de las que al día siguiente me arrepiento. Cuando no tienes nada que perder eres más sincero que nunca y mataría por ser sincera contigo una sola noche más. Pero no. Todo se acabó y tu te fuiste. Y nada volverá a ser como antes. Nos dejamos. Me dejaste. Con heridas y grietas por todos lados que gritan un derrumbe inminente. Y es que quizás tu eras el único pilar que en esos momentos me sostenía. 

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