24 de octubre de 2013

24.10.13

La tinta del bolígrafo se ha secado y ya no marca papeles con tu nombre. Como si te hubiese olvidado o algo por el estilo. Y ojalá. Estoy encontrándome o eso creo, no se. Hace tiempo que no te veo y supongo que eso facilita las cosas. Pero es algo temporal, como la felicidad. Volverás. No a mi, sino a mi vida. Y eso es lo que duele, supongo. La soledad me sienta bien. Sentirme sola es lo que me mata. Me gusta elegir quedarme un viernes en casa, encerrada en mí porque lo que pasa fuera dejó de importarme. Lo que no me gusta es tener que quedarme un viernes en casa, encerrada entre cuatro paredes porque a quien está fuera no le importo. No se, hay diferencia. Yo me habría bebido tu boca a palo seco. Habría saboreado cada milímetro de tus labios como si pudiésemos permitirnos perder el tiempo. Lo habría hecho. Perder el tiempo contigo no me parece tan grave que perderlo por tu ausencia. Estoy empezando a ponerme en pie después de todo. No te acerques. No quiero volver a derrumbarme.

19 de octubre de 2013

19.10.2013


La habitación oscura solo se ilumina con la escasa luz de una vela que se consume lentamente. Como la vida. Como el amor. Todo se mueve a mi alrededor mientras mi corazón late con fuerza. Había notado cuando dormía unos dedos sobre mi hombro y pensé que quizás habías vuelto o que al menos no estaba tan sola. La música triste sigue sonando e inundando la habitación con recuerdos. Últimamente los viernes se han convertido en tormenta. Es lo que tiene dibujar sonrisas durante cinco días seguidos; el último día se vuelven más amargas. Y hoy tu saludo se me ha atragantado. Siempre me gustó como sonaba mi nombre en tus labios, pero hoy sonaba a tragedia. Como si lo supieses. Intento recuperarme del naufragio pero nunca pensé que las lágrimas pudiesen llegar tan adentro ni enfriar tanto. Supongo que el mundo necesita brazos igual de cálidos que los tuyos. Debería haber leído la letra pequeña y tal vez ahora no estaría como el Titánic. Pero firmé sin saber que la mayoría de sueños que tenía acabarían sin cumplirse y hundidos. Tu tenías ese poder en mi, no me permitías pensar con claridad. A tu lado dejarse llevar sonaba demasiado tentador como para no hacerlo. Y lo hice. Y no creo que dudase en volver a hacerlo. Y es que has sido el mejor error en dieciséis años aunque me hayas dejado en ruinas. Siempre quise escribirte, aunque no de esta manera. Pero eso ya lo sabes. 


13 de octubre de 2013

13.10.2013


Cada uno cuando vuelve a casa se encuentra con su realidad. La mía no es muy diferente a la de ayer. Te echo de menos. El otoño ha llegado y parece que ni el frío que ha traído congela tanto como tu ausencia. Siempre pensé que eras la persona perfecta a la que escribirle pero no de esta manera. No se. Eras como las olas del mar en un día de bandera roja y yo era la idiota a la que le encantaba el agua. No pensaba renunciar a ti aunque me llevases mar adentro, aunque me ahogases. Ahora voy a la deriva en un océano de lágrimas. Yo que pensé que si alguna vez ocurría sería en el sudor de nuestros cuerpos, con Bruno Mars de fondo y las sábanas enredadas en nuestros pies. Ya no me gusta Bruno Mars, y las sábanas han pasado a ser mantas. Ya sabes, el frío. Es octubre y las hojas caen y yo con ellas, porque sí. Porque igual en el suelo me estabilizo o vienes y me recoges, yo que sé. Que me lleve el viento a donde quiera pero que no me deje aquí. Eras precioso y tenías esa clase de sonrisa que... Brillabas hasta en los momentos más oscuros y me hiciste brillar a mi, sin darte cuenta. Tu eras como las estrellas, lleno de luz, y yo como la luna, llena de golpes y ocultando siempre una parte de mi. Igual fue eso. O la cobardía. O las palabras. O los sueños. Quizás fue la sinceridad o la falta de conectores al narrar sentimientos. O fui yo y mis ilusiones y esperanzas de las que ya no hay ni rastro. Supongo que ahora todo sería más fácil, vacía digo. Pasaste como un huracán por mi vida y me absorbiste por completo. Ahora estoy en algún lugar desconocido, buscándome, y solo se que cuando me encuentre ya no seré la misma. Tuve que ver como salvabas a alguien mientras dejabas que yo me hundiera. Dime quien no cambiaría después de eso.


10 de octubre de 2013

10.10. 2013

No quería pasar página y es que me gustaba la historia aunque pensaba que el final quizás era demasiado trágico para algo que pudo llegar a ser tan bonito. Era una historia sin título, sin tema porque ninguno de los dos nos atrevimos a ponérselo. Y es que siempre fuimos cobardes. No quería pasar página porque a veces eso no significa ser feliz de nuevo, sino que van a haber cambios. Y no quería cambios. No quería más montañas rusas ni más laberintos sin salidas. Supongo que entre los dos yo siempre fui quien tuvo más miedo. Pero es que prefiero la tristeza que causa un corazón roto a la felicidad sin motivos que me hace sentir como una gilipollas. Igual lo fui. Gilipollas, digo. Igual callé más de lo que debía y hablé mas de lo que no debía. Al revés. Como siempre. Y se que si hablase contigo ahora tendría una de esas conversaciones de las que al día siguiente me arrepiento. Cuando no tienes nada que perder eres más sincero que nunca y mataría por ser sincera contigo una sola noche más. Pero no. Todo se acabó y tu te fuiste. Y nada volverá a ser como antes. Nos dejamos. Me dejaste. Con heridas y grietas por todos lados que gritan un derrumbe inminente. Y es que quizás tu eras el único pilar que en esos momentos me sostenía.