17 de junio de 2014

Hasta pronto



Como algo tan corto como siete días puede unir tanto ¿no? Y es que cuando no tienes tiempo de sobra, los sentimientos se disparan. No hay tiempo para ser frío. No hay tiempo para esperar que tiren abajo el muro que siempre te protege, apareces ya sin él y te da igual. Porque si te rompen habrás sentido esa cosa extraña en la boca del estómago, eso que yo todavía no se como definir por mucho que él intentara explicármelo. Son siete días en los que dejarse llevar es la regla de oro, y evadirse de la realidad de cada uno es prácticamente una obligación. Y si no he pensado en él puedo considerar esto todo un éxito...


Luego llegan las despedidas y todo vuelve a apagarse poco a poco. Y con el sol de la mañana cada uno comienza a aceptar su realidad. Despierta del sueño para, a veces, tener que afrontar la pesadilla. Pero es en esto en lo que consiste la vida. Todo viene y se va, todo sigue por mucho que queramos parar el tiempo. Y esto solo nos hace grandes. Y sufrir un poco a veces incluso merece la pena. Porque cuando las despedidas duelen está claro que los recuerdos son buenos.


París



Hoy he estado lo más cerca de pasar página, de cambiar de libro pero ya hace tiempo que me di cuenta de que igual mi forma de quererte es de ese tipo que nunca muere, que se supera pero permanece, y es que juro que sigo pensando que no fue casualidad y que fuiste el cambio más importante de mi vida, la muerte mas triste y el renacimiento más exitoso que he tenido nunca. Un fragmento de lo nuestro, nuestro final nunca escrito ha hecho posible que pueda escribirte a estas horas... y me estremece pensar lo que conseguiría narrandolo todo desde el principio, pero eso no sucederá. Todavía no he encontrado las palabras adecuadas y, bueno, también de alguna manera me gusta que seas mi secreto. Aunque ya llegue tarde, no quiero que nadie más te descubra.


Hoy retomo el viaje que lo empezó todo, payaso. Prometo acordarme de ti mientras todos duerman. Prometo acordarme de ti en cada rincón de mi soledad. Lo prometo, payaso. Y es que nuestras historia sigue, por separado y con actores secundarios pero sigue. Siempre estaremos unidos de alguna manera y esa ciudad lo sabe.


Siempre nos quedará París, payaso...