19 de noviembre de 2019

Camino de migas




«... empatizo con todo aquel que acumula bocetos incompletos 
porque mi vida también fue una mancha negra 
en un lienzo blanco, 
-pero entonces alguien me llevó a un museo y me llamó arte-»

- Elvira Sastre





Yo también he estado ahí.
También he cerrado los ojos
sabiéndome musa
y disfrutándolo.


He estado donde tú estás,
he recorrido el mismo camino de flores
que ahora pisas
cuando quieres acercarte un poco.


Han caído mientras me alejaba,
nunca ha sido mi intención que las encontrases
y siendo honestos siempre pensé
que no volvería a verte por aquí.

No quiero que te confundas.

Todas las manchas,
tanta tinta escupida,
sigue siendo por mi y no para ti.

Para ti tenía muchas otras cosas
que jamás podré darte en este formato,
que ojalá hubieses venido a buscar 
piel con piel.


Este camino de migas,
de trozos rotos,
de flores secas,
son accidentes y no planes.

Nunca he dejado huellas
para que me busquen;
las dejo porque no se irme de otra forma.


Cerrar la puerta sin arreglar grietas
hace que tarde o temprano
la casa se derrumbe,
y mis ojos han visto ya suficientes ruinas
como para arriesgarse a vivir entre escombros.

Por eso siempre que escribo lo hago por mi,
para intentar arreglar los rotos,
los cuadros torcidos
que dejan aquellos que permito entrar,
y que se van sin pegar portazo.


Conozco bien mis límites.
Lo bueno es que llego hasta ellos
pero nunca me dejo caer.

Lo malo es que no me dejan
y a veces destruirme
es lo único que quiero.


Tú no tienes nada que ver en todo esto.


Así que lo siento,
escribir(te) es solo la consecuencia
de los daños de una guerra
que no ha sabido de treguas
aunque sí de tiempos muertos.

Los retales de la lucha por sobrevivir
en un entorno hostil
escondido tras las costillas.

El rastro de las barricadas
en lo más alto de un faro
que sólo ha visto alumbrar
océanos embravecidos.


Esta carretera es de sentido único
y la meta la pintan de blanco.
y le llaman hogar.

Y ahí solo vivo yo.