29 de mayo de 2020

Que comience la función






«Empezar por el principio y dejar que la verdad vaya surgiendo
eso es lo que voy a hacer.»

- Jack Kerouac





Detesto ser tan políticamente correcta
porque todavía nos recuerdo
cagándonos en el mundo,
incendiando habitaciones,
amordazando a la primavera
y sin una sola gota de té
que nos salpicase en los zapatos.

Nunca nos temblaron las manos.


No sé en qué nos hemos convertido
pero un día nos imaginé pintando cenefas en el salón
y hemos terminado siendo los títeres de una historia
que acumula polvo en la estantería cualquiera
de una librería de un pueblo de mala muerte
con un cartel de liquidación en la puerta.


A veces pienso en los relojes gastados
de horas que habría pasado leyéndote las manos,
dibujándote huellas línea a línea,
haciendo de tus costillas mosaicos de carmín

y otras veces
el sol de los domingos
me devuelve a las noches en la orilla del río
la mirada perdida entre peces,
el olor a muerte escapando de montañas de sal.


Y aquí estoy.
Siendo políticamente correcta.

Tú, impecable conmigo
amnésico de promesas.


Quizá asustados de levantar un poco la voz
por si tiramos por tierra 
la parafernalia que llevamos a cuestas,

esa misma que nos mira y susurra ¡qué vergüenza!
cada vez que el político de turno
manda callar a su colega
citando a cualquier escritor de renombre

y nosotros
            asentimos
                    tumbados en el sofá

espectadores de un circo
para el que hemos empezado a comprar la entrada
a partir de no recuerdo qué plan de futuro truncado.



Quizá solo nos hemos vendido 
y esto es lo que queda. 


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