17 de noviembre de 2021

luces y sombras







«Canté, subí, 
fui luz un día 
arrastrado en la llama. 
Como un golpe de viento 
que deshace la sombra, 
caí en lo negro, 
en el mundo insaciable. 

He sido.»

- Luis Cernuda





Hay poesías en las que levanto la voz
y me siento mas cerca de quien debería ser,
más lejos de quien soy.

Me pregunto si algún día conoceré a la que grita
a la que se suelta la lengua
a la que atropella con palabras sin quitarte los ojos de encima
y disfruta si le salpica sangre.


Me pregunto si alguna vez vestí su piel
si hablé de más sin sepultarme en saliva al día siguiente
si alguien me miró desde las sombras y me admiró
como admiro yo a aquellos que van sin frenos
aun a riesgo de estrellarse
por el mero placer de compartir raíces con la luz.


No recuerdo no sentir el ladrillo en la garganta,
preferir hablar a guardar silencio.
Pero tengo enfrente a la que escupía a cámara,
a la que reía hasta llorar y contagiaba al resto,
a la que mordía por defender su fortaleza de almohadas
y me sé mas suya que mía.


Le pido respuestas incesantemente.
por saber qué cojones hicieron de ella
qué cojones dejé que hicieran conmigo
dónde aprendí a callar, a dejar de sublevarme
a fundirme entre iguales sintiéndome diferente
y dejarles domar mis leones hasta hacer de ellos plumas
pero ni rastro de las alas.



Busco el momento exacto en el que bajó la voz
perdió la risa y acarició con puñetazos
a quienes otros querían de ella
al disfraz de logros que supo vestir hasta huir de casa
mirada puesta en el fracaso
por verle libre de las cadenas que a le ataban a la decepción.


No me sabe contestar
y contiene las respuestas.

Me mira impertinente
y solo puedo sonreírle
porque de abrazarla me atravesarían sus colmillos
con la agresividad que perderá entre los roles de lo impoluto.



Verla es como sentir algo por primera vez
antes de encontrar las palabras que lo delimiten,

antes de que otros se sientan con la potestad de hacerlo
sin escuchar siquiera lo que tiene que decir
lo que quiere hacer del trozo de tierra que pisa
lo que sueña cuando el sueño le abandona.

Un remolino de aire en el parque
levantando polvo y hojas de la nada
haciendo de lo plano desastre,
arañándote los ojos si te atreves a mirar.


Quiero hablarle pero no entiende de lo adulterado
y llena de impurezas se sabe tan real
que resulta ofensivo pedirle trucos


Así que la admiro desde sus sombras
como admiro a aquellos que van sin frenos
aun a riesgo de estrellarse
por el mero placer de recordar que comparto raíces con la luz


aunque entre tanto filtro
a menudo despierte a oscuras.




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