23 de mayo de 2021

de cadenas y autocensura







«Renunciar a mi representación
porque la piel se me irrita
bajo la baratija de los nombres.

[...]

Me destituyo, me revoco
me derroco, me ceso:
implanto en mí el imperio de los pájaros».

- Ana Pérez Cañamares




Me declaro las intenciones una vez al mes
e insolvente cada domingo.

La nostalgia me devora viva al final de otoño,
los campos en primavera me retuercen las raíces
y la brisa siempre me ahoga.


El olor a mar en verano me recuerda a la muerte
y en invierno me levanta castillos.


El día que volé una cometa fui la mujer mas poderosa del mundo
y nadie la conoció.
Compartí meses en su almohada 
y él tampoco lo hizo.



Constantemente me pregunto dónde se esconde el disfraz.
En qué momento exacto me cubre y se difumina
y siendo yo dejo de serlo.

Cuánto hay de fraude y cuánto de caos.

Aun así me reconozco desnuda
mientras trazo el fin en el orden
y lo proclamo inalcanzable.



Sé que acumulo cuadernos bajo el esternón,
a una niña que sacude telarañas a trofeos de plata
con sabor a bronce,
jueces que esconden oro en los bolsillos.

Que colecciono el polvo que mordí
el barro que tragué
el peso de nubes negras que me impidieron volar,
y a pesar de todo toqué el cielo
                                                                       -alguna vez
                                                                   me lo bajaron-.



Creí dejar atrás muñecas rusas
y seguí haciéndome pequeña 
con cada capa que me quitaba. 

Vendí autenticidad en marionetas 
dirigidas por quién no puedo invocar
y saquearon el almacén hasta agotarla.



Hace años que navego a la deriva
incapaz de decidir cuándo sacar la negra,
cuál de todas resistirá las tormentas
después de tanto remiendo

aun consciente de que me temen
por ser la mujer sin rostro. 



Hoy, por enésima vez, me despertaron las embestidas.

A tientas he visto luz y máscaras apiladas,
etiquetas y fechas de caducidad
y he vuelto a no reconocerme en ninguna. 

Continúo sin verme,
dibujando recuerdos como laberintos en espiral,
enturbiando trayectorias de un pasado 
que no sé a quién de todas rinde cuentas.


Sigo sin saber cuál visto,
a quién ves,
cuánto hay de fraude,
cuánto de caos,
cuánto de herida,
cuánto de armadura,

y cuánto de jaula.



1 comentario:

  1. Como un texto encontrado por casualidad ha podido hablar de mi sin conocerme.
    Sinceramente un ser humano más.

    ResponderEliminar