4 de enero de 2020

MMXIX




«Un año menos que dolerse
de esta herida y de esta luz»

Año Nuevo, Vetusta Morla



2019 ha sido un año repleto de enfado y rabia y me aferré a ellos hasta que terminaron consumiendo toda mi energía. Solo me apetecía tirarme al suelo y patalear por lo injusto de todo, por lo aterrador de vivir llevando el miedo cosido a mis talones, por no conseguir mantener cerca lo que quería (y joder, cómo le quería). Este año ha sido una hostia en la cara sin anestesia ni compasión. Me escondí bajo las sábanas para sentirme algo más en casa y no lo logré porque ya nada conseguía acercarme un poco, porque ya nada me daba calor, y tiré la toalla tantas veces que el suelo comenzó a parecerme un buen lugar para dormir y vencerle la guerra al vértigo. Le perdí el miedo al precipicio y aprendí que destrozada tomo mejores decisiones por pensar en lo que me apetece y no en los deberías; qué putada vivir condenada al caos. Que me gusta tanto quien soy cuando me levanto que acepto el riesgo eterno a las caídas [aplicable a todo lo que sacie el agujero negro que llevo entre las costillas]. 


2019 fue una guerra entre la luz y la oscuridad y ésta última ganó por goleada. Pero cuando cierras los ojos con fuerza aparecen destellos de luz y ahora les estoy dando forma y con ellos a mi. Diez años después sigo cambiando cada vez que puedo, sigo aprovechando cada hostia para pasar por cirugía, extirpar lo que ya no, implantar lo que me parezca que sí y, tras unos días en observación, volver a casa. Ya no se si es cuestión de rebeldía, de libertad o el único camino por el que sé llegar. 


A los nuevos: os juro que la cosa mejora.
A los que ya estabais: lo siento por no ser ancla, pero me necesitaba.
A los que os fuisteis: gracias por las dudas, todavía intento encajarlas en la maleta.
Y a ti [que lo conseguiste]: 2019 fue en tu honor. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario