«No me siento perdida.
Es solo que no sé dónde termina el mar que llevo
dentro
y a veces me ahogo.»
- Elvira Sastre
A veces me niego a dar color
al montón de papeles rotos
en los que me he convertido.
A veces el mundo llueve
con una empatía desoladora
que me empapa hasta los huesos.
Nunca sabré caer de esa forma
y hacer que la gente me admire por ello.
Porque tiendo a hacerlo a oscuras,
siempre en silencio
porque te proclaman libre de tropezar
pero esclavo de no hacer ruido
por si molestas.
Algún día cada tres inviernos
un ser humano se gira, me mira
y frunce el ceño.
Hace una mueca graciosa, sonríe
y se va.
Y solo se me nubla mas la mirada
por ser incapaz de valorar como se merece
esa señal de “me importas,
pero nunca me han enseñado qué hacer
cuando la gente está tan triste”.
Y siempre me pongo un poquito más.
A veces seguimos aquí
solo porque alguien espera que lo hagamos.
Antes creía que ellos tenían la suerte
de conocerme ahora
que me quiero más que nunca,
pero hoy me he dado cuenta
de que la suerte la tengo yo
por ya no dejarme caer
aunque hacerlo me suene a tregua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario